“El pensamiento crítico es el proceso de analizar y evaluar el pensamiento con el propósito de mejorarlo. Implica una evaluación activa y hábil de la información recogida o generada a través de la observación, la experiencia, la reflexión, el razonamiento o la comunicación, para guiar la creencia y la acción.”
Paul, R., & Elder, L. (2014). Critical Thinking: Tools for Taking Charge of Your Professional and Personal Life. Pearson.
La inteligencia artificial (IA) ha transformado la forma en que accedemos a la información y tomamos decisiones. Sin embargo, su creciente presencia en la vida cotidiana plantea interrogantes sobre su impacto en el pensamiento crítico. En particular, la descarga cognitiva —el proceso de delegar tareas mentales a herramientas externas— ha generado preocupaciones sobre la posible disminución de la capacidad de análisis y resolución de problemas de manera autónoma.
De la asistencia a la dependencia
El uso de herramientas digitales para optimizar la gestión de información no es un fenómeno nuevo. Aplicaciones de recordatorios, asistentes virtuales y software de automatización han demostrado ser aliados valiosos para mejorar la eficiencia. No obstante, el auge de sistemas de IA avanzados, como ChatGPT o Gemini, ha modificado la dinámica de la resolución de problemas, ya que ofrecen respuestas inmediatas y estructuradas sin requerir un proceso de análisis riguroso por parte del usuario.
Inicialmente, estas herramientas pueden fortalecer el pensamiento crítico al proporcionar acceso rápido a datos y perspectivas diversas. Sin embargo, a medida que la IA asume un papel más protagónico en la toma de decisiones, existe el riesgo de que las personas confíen en ella sin cuestionar sus respuestas ni evaluar la validez de la información proporcionada.
Evidencia del impacto en el pensamiento crítico
Un estudio reciente (Gerlich, 2025) con 666 participantes identificó una correlación negativa significativa entre el uso frecuente de herramientas de IA y las habilidades de pensamiento crítico. Los hallazgos revelaron que:
• Los usuarios más jóvenes mostraron mayor dependencia de la IA y menores puntajes en evaluaciones de pensamiento crítico.
• Un mayor nivel educativo se asoció con mejores habilidades analíticas, independientemente del uso de la IA.
• Las entrevistas cualitativas destacaron preocupaciones sobre la disminución de oportunidades para resolver problemas sin asistencia tecnológica.
Los participantes del estudio expresaron que la constante disponibilidad de respuestas proporcionadas por IA ha reducido la necesidad de cuestionar información, evaluar diferentes perspectivas y aplicar razonamientos lógicos antes de llegar a una conclusión.
El desafío de mantener el pensamiento crítico en la era de la IA
Si bien la inteligencia artificial puede liberar recursos cognitivos y mejorar la eficiencia en la resolución de problemas, su uso excesivo puede derivar en atrofia cognitiva. Esto es particularmente evidente en generaciones que han integrado la IA en sus procesos de pensamiento desde edades tempranas.
Para mitigar este efecto, es crucial implementar estrategias que equilibren el uso de la IA con el desarrollo del pensamiento crítico:
• Alfabetización en IA: Programas educativos que enseñen a evaluar la fiabilidad de la información generada por IA y a detectar sesgos en los algoritmos.
• Formación en análisis crítico: Las empresas deben reforzar la capacitación en pensamiento analítico, especialmente para empleados jóvenes que han crecido en un entorno digital.
• Optimización del aprendizaje: Los educadores pueden emplear ayudas visuales y activación del conocimiento previo para facilitar la comprensión sin fomentar la dependencia excesiva de la IA.
• Uso consciente de herramientas digitales: En lugar de delegar completamente la resolución de problemas a la IA, se debe fomentar su uso como complemento del análisis humano.
Conclusión
El pensamiento crítico es esencial para la resolución de problemas en entornos complejos, como el monitoreo de temperatura en hospitales o la toma de decisiones estratégicas en cualquier industria. Si bien la inteligencia artificial es una herramienta poderosa, su impacto en las habilidades cognitivas depende de cómo se integre en los procesos de trabajo y aprendizaje.
Es fundamental adoptar un enfoque equilibrado que permita aprovechar las ventajas de la IA sin comprometer la capacidad de análisis independiente. La clave está en utilizar la inteligencia artificial para potenciar el pensamiento crítico, no para reemplazarlo.